Tres cosas que debes saber sobre la revolución de los datos

Cómo explotar el petróleo de la información para avanzar en el cumplimiento los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en, y para todo el mundo.

 

Contar a todos para que todos cuenten. Esta es la idea que impulsa el Foro Mundial de Datos de la ONU, cuya segunda edición ha reunido esta semana a 2.000 representantes del sector público, privado, académico y de la sociedad civil en Dubai (Emiratos Árabes Unidos). La finalidad era ver cómo explotar el petróleo de la información para avanzar en el cumplimiento los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible(ODS) en, y para todo el mundo. Aquí están tres de las cuestiones que, según los participantes, moldearán el futuro de los datos para el desarrollo sostenible y la respuesta a crisis humanitarias.

 

1. Inteligencia artificial

“Los equipos de la ONU del futuro deberán estar plenamente capacitados para aprovechar el potencial de la innovación, incluyendo herramientas como el big data, la inteligencia artificial, el blockchain, la robótica y los drones”, afirmó la vicesecretaria general de la ONU Amina J. Mohammed en la apertura del Foro. Según explicó, datos de Google indican que el potencial de la energía solar en los tejados de Buenos Aires (Argentina) equivale a reducir 946.000 toneladas de emisiones al año, tanto como retirar 200.000 vehículos de la circulación. Otro ejemplo viene de Delhi (India), donde las usuarias de teléfonos móviles han identificado 7.000 puntos negros de inseguridad en las calles. Una información que el Gobierno local ya está utilizando esta información para alumbrar las zonas peligrosas.

 

La iniciativa de la Fundación ONU Data2X abrió camino en este campo realizando el primer estudio a escala global sobre utilización del big data para arrojar luz sobre la vida de las mujeres. Ahora ha dado un paso más y está apoyando la primera investigación de tuits en árabe con un doble objetivo: comprender las percepciones sobre violencia de género en el norte de África y Oriente Medio, y mejorar las técnicas para analizar los contenidos digitales en esta lengua, explicó la investigadora marroquí Jihad Zahir (Universidad Cadi Ayyad) en Dubai.

 

La ONU se está poniendo las pilas, pero también lo hacen países como los Emiratos, que han creado el primer Ministerio de Inteligencia Artificial del mundo para inyectar 90.000 millones de dólares a la economía hasta 2031. Una apuesta calculada por el nuevo petróleo de los datos y por los sistemas inteligentes. “Muchos países no están invirtiendo en recabar y utilizar más y mejores datos, y ello es un gran error”, afirmó el ministro Omar Sultan Al Olama. Entre otras ventajas, el alud de datos digitales abre la puesta a construir modelos estadísticos para predecir el futuro, mejorando la planificación de políticas y la prevención y respuesta a crisis.

 

2. Internet para todos

Antes de que acabe el año, se alcanzará un hito sin precedentes: la mitad de la población mundial estará conectada a Internet. El reverso de la moneda es que la otra mitad seguirá sin tener acceso a la mina de información, servicios y recursos que habita en la red. “Si no se aborda el problema, esta brecha en el acceso a Internet puede ampliar las desigualdades sociales y económicas existentes, porque los beneficios de la era digital recaerán en las poblaciones que ya son más privilegiadas”, explicó a EL PAÍS la responsable de la Web Foundation Nnenna Nwakanma, una de las grandes voces globales en materia de igualdad digital. El inventor de la web, Tim Berners-Lee, creó esta entidad en 2009 para promover el acceso a la red como bien público y como derecho básico.

 

Un 81% de las personas en países industrializados utilizan Internet hoy en día, frente al 41% en los países en vías de desarrollo y al 17,5% en los menos desarrollados. Una las grandes barreras de acceso que combaten Nwakanma y su equipo es el precio. “Contratar un gigabyte (GB) de datos en Malaui cuesta el equivalente a un 20% del salario mensual medio, y en Zimbabue, a un 45%”, explica la experta, citando un estudio lanzado esta misma semana en Dubai. Otro ejemplo es el de Madagascar, que tiene uno de los Internet más rápidos del mundo, pero solo un 2,1% de la población conectada.

 

La mayoría de las personas sin conexión son mujeres en países de renta baja, básicamente porque padecen mayores tasas de pobreza y de analfabetismo. En algunos contextos, incluso dependen del permiso del marido para acceder a la red.

 

Por todo ello, la fundación alberga la Alianza para el Internet Asequible (A4AI), una coalición global que trabaja con gobiernos, sector privado y entidades de la sociedad civil en diversos países para abaratar los costes. Entre sus miembros están empresas como Google, Facebook y Microsoft; organizaciones como ONU Mujeres, UKaid y Usaid, y países como Nigeria. El objetivo es que un giga de datos cueste, como mucho, un 2% del salario mensual. “Para ser un ciudadano activo hay que ser, cada vez más, un ciudadano conectado”, resume Nwakanma.

 

3. La revolución del open data

Los datos que están a disposición de quien quiera consultarlos en Internet (open data) pueden mejorar la gobernanza porque aumentan la transparencia y el grado de implicación de los ciudadanos. A los gobiernos de todo el mundo les queda un largo trecho por recorrer, pero diversos ejemplos en África ya están demostrando el enorme potencial de este abordaje.

 

“En Burkina Faso, Ghana y Kenia, la apertura de datos electorales ha contribuido a que hubiese unas elecciones democráticas pacíficas, a pesar de la fragilidad del clima político,” explicó a EL PAÍS el experto en tecnología de la información de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) Jean-Paul Van Belle. “El buen resultado que dio la apertura de datos en estas tres elecciones ya justifica de sobra todas las inversiones hechas en materia de datos gubernamentales abiertos en África”, recalca Van Belle, que ha liderado el estudio Revolución de datos en África 2018.

 

Según el estudio, que se lanzará oficialmente dentro de unas semanas, las inversiones quedan más que amortizadas “dado el coste humanitario de unas elecciones violentas, y los beneficios incalculables de la sociedad y clima político estables que hacen falta para avanzar en la senda del desarrollo sostenible”. La apertura de datos, sin embargo, debe ir acompañada de un sistema de observadores independientes, una infraestructura de comunicación fiable y una prensa activa.

 

Un segundo ejemplo es el de Ciudad del Cabo, que este año estuvo a punto de convertirse en el primer gran centro urbano del mundo en quedarse sin agua. Cuando el conocido como día cero se acercaba, el Gobierno municipal tomó la decisión de publicar el consumo mensual de agua de cada casa. Consultando un mapa en línea con puntos verdes, naranjas o rojos encima de cada tejado, los ciudadanos podían ver si ellos, y sus vecinos, estaban haciendo los deberes. “En un par de meses, se logró reducir el consumo de los hogares ricos en un 80%, y de los pobres en un 40%”, señaló Van Belle. Para comprender la magnitud del hito: tras una campaña de dos años, Brisbane (Australia) todavía consumía el triple de agua que Ciudad del Cabo.

 

Los participantes en el Foro volverán a darse cita en Berna (Suiza) en 2020. Para mejorar sistemas estadísticos, adoptar tecnologías innovadoras y preparar a los profesionales que recabarán, analizarán y comunicarán los datos, hacen falta recursos. Y para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, hacen falta datos.

 

El evento ha echado el cierre con el compromiso de establecer un mecanismo de financiación innovador que ayude a captar fondos. Un dinero que los países deberán utilizar para saber dónde están, y para avanzar hacia donde se comprometieron a ir.

 

 

 

 

Fuente: El País

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