La tecnología domina ya el mundo laboral, pero la carencia de profesionales digitales es palpable. Los másteres se han convertido en la herramienta idónea para reciclarse y cambiar de rumbo.
Abel Lozoya tiene 34 años y, desde hace siete, trabaja en Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España (Isdefe). Se trata de una empresa pública dependiente del Ministerio de Defensa y, seguramente, una de las más desconocidas a pesar de proporcionar desde hace 35 años apoyo técnico de ingeniería y servicios de consultoría en tecnologías avanzadas tanto al sector de defensa como al ámbito civil. Remedando los modos y esquemas de los grandes captadores de talento laboral, su plantilla está formada casi en su totalidad por ingenieros, informáticos y personal altamente cualificado que se encarga de clientes como la Nasa, la Comisión Europea, Enaire, Frontex, Eurocontrol, el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial), Hispasat, Puertos del Estado o 13 ministerios, entre otros muchos.
¿Cómo un joven de, por entonces 27 años, logró entrar en el reducido grupo de profesionales de una de las empresas estratégicas para la seguridad del país? “Estudié ingeniería técnica en informática de gestión durante tres años y, durante dos años más, ingeniería informática”, explica. «Sin embargo, me faltaba lograr una mayor especialización en seguridad, un área que antes y ahora está en auge. Así que decidí hacer un máster en Seguridad de las TIC [tecnologías de la información y las comunicaciones]». Abel optó por el de la Universidad Europea, a cuya bolsa de trabajo accedió poco antes de terminarlo. «Aunque no había trabajado nunca en lo que estudié, nada más concluirlo me contrataron en Isdefe».
Hace siete años, la Seguridad Informática estaba más cerca de la figura del malvado hacker que de la del experto. Hoy, el panorama es tan distinto que las propias salidas profesionales de este máster de la Universidad Europea abruman: analista, ingeniero, arquitecto, auditor, administrador o consultor de seguridad, así como criptoanalista o director de Seguridad de la Información, por ejemplo. Además, las necesidades empresariales en este terreno son palmarias. La Ametic, la patronal del sector tecnológico y digital español, a través de su estudio Las tecnologías de la información 2017, afirma que, entre los perfiles más demandados por las empresas en lo que a TIC se refiere, están los expertos en ciberseguridad (54%), solo por detrás de los informáticos en general (64%) y expertos en big data (58%) y por delante de los especialistas en Data Analytics (51%).
Por su parte, para Infojobs, según explica su directora de Comunicación, Judit Monmany, de los puestos emergentes (es decir, que no existían hace entre 5 y 10 años), el de ciberseguridad se ha incrementado hasta en un 1.000%, y añade: «Junto a otros como los de data analyst o data scientist, tienen un bajo nivel de competencia debido a que aún no hay muchos candidatos formados, lo que los convierte en las mejores oportunidades de empleo para aquellos que quieran orientar su formación hacia una profesión de futuro o para los que quieran reorientar la actual».
‘Blockchain’ y Criptomonedas
El estudio de Ametic mencionado corrobora este aspecto: el sector de las TIC facturó en España 25.000 millones de euros el año pasado y generó 216.800 empleos directos (un 6% más que en 2015). Si se tiene en cuenta que cada uno de estos empleos hizo que otros tres, de una manera o de otra, desarrollaran funciones tecnológicas en otros sectores de actividad, la cifra de puestos de trabajo relacionados aumenta a cerca de 865.000. También Europa aporta cifras incontestables: la Agenda Digital para la Unión Europea establece que hoy la mitad de la productividad de la UE se debe a la inversión en las TIC, el crecimiento anual de la economía digital de los países de la Unión está en un 12% (mayor que la economía belga, por ejemplo) y prevé 16 millones más de puestos de trabajo en este ámbito para 2020. La traducción de estos datos en el día a día de la búsqueda de trabajo la ofrece Infojobs, que cerró un 34% de contratos entre los inscritos en alguna de las vacantes que publicaron en 2017. Eso sí: el porcentaje ascendió al 51% entre los profesionales del sector de las TI.
Este escenario ha situado el aprendizaje continuo en casi una obligación. Eso sí, con recompensa: pocos sectores como el tecnológico para ofrecer un abanico tan amplio de empleos tras la formación y, además, para personas de todas las edades. Es el caso de Ítalo Villanueva, de 52 años. Este chileno, que durante años trabajó en la gerencia de distintas multinacionales en su país, decidió aparcar su trabajo, tomarse un año sabático y aplicar al posgrado de Experto en Bitcoin y Blockchain de la Universidad Europea: «La gente me decía que estaba loco por hacer esto a mi edad, pero cuando el director del máster me confirmó mi entrada, a finales de octubre del año pasado, hice la maleta y me vine con mi esposa a Madrid». Villanueva reconoce que la decisión de cursarlo le ha cambiado la vida: «Me abrió una visión completamente nueva a un área muy desconocida, e inmediatamente me di cuenta de que esto iba a ser muy útil para mi futuro profesional: independizarme de las grandes empresas y asociarme con un amigo, que tiene una empresa de consultoría, para desarrollar nuevos sistemas basados en tecnología blockchain y encriptación».
Es un terreno tan nuevo y prometedor que la propia Ametic lo sitúa, junto a la inteligencia artificial y el Internet de las Cosas (IoT), entre los futuros marcos académicos de mayor expansión y profesionalización. Ítalo lo corrobora: «Los profesores no son académicos a la manera tradicional, ya que en realidad son profesionales que están en la cresta de la ola en esta tecnología, que la desarrollan en su día a día, desde abogados a físicos, y que comparten su conocimientos más prácticos y recientes con nosotros», detalla.
Un 51% de vacantes sin cubrir
Lo cierto es que estamos hablando de un terreno laboral especialmente escurridizo por su reciente aparición y, por ende, lo novedoso de su desarrollo. Tal y como incide la Ametic en su estudio, existe una escasez real en ciertos perfiles profesionales relacionados con lo tecnológico, lo que impide que los crecimientos en empleo sean aún mayores, limitando la actividad en ciertos ámbitos sectoriales. «El 51% de los procesos de selección de perfiles digitales no son cubiertos, y actualmente el 40% de las empresas de TI tienen puestos vacantes por no encontrar personas con los perfiles digitales requeridos», comentan desde la patronal tecnológica. Datos aún más inquietantes si se tiene en cuenta la perspectiva de contratación: «Según los datos que manejamos de nuestro último informe anual, el 47% de las grandes empresas tiene previsto aumentar la contratación de perfiles del entorno TI en los próximos dos años y, en concreto, el 26% lo hará para llevar a cabo una transformación digital o tecnológica en su organización», explica Judit Monmany desde Infojobs.
Algo que pone en el disparadero a la formación en general y a los másteres y posgrados en particular. La CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas), en su último estudio La universidad española en cifras (de 2015/2016) y con datos del Ministerio de Educación, cifra en un 4,2% la caída de estudios de grado entre 2008 y 2015 mientras que, en ese periodo, los másteres mostraron un «comportamiento expansivo que alcanzó un incremento del 239,2%». En la propia Universidad Europea de Madrid, la diferencia porcentual entre estudiantes de máster oficial y estudiantes de grado en el curso académico 2015/2016 fue del 22,49%.
Dos de los más exitosos en esta universidad son el de Big Data Analytics (que se imparte desde hace cuatro ediciones) y el de Business Analytics. El primero está dirigido a titulados STEM (científicos, tecnólogos, ingenieros y matemáticos) con experiencia en el ámbito de las TIC que deseen reorientar su carrera con el reto de crear valor a partir de la integración y análisis de los datos provenientes de las distintas funciones de negocio o medios externos, así como a ingenieros recién titulados en TIC que quieran comenzar su carrera en el campo de la gestión y análisis de big data.
El segundo supone un paso más y permite una mejora cuantitativa dentro de las organizaciones. Eminentemente práctico y enfocado a la toma de decisiones en el negocio (o DDDM, Data-Driven-Decision Maker), para su directora, Mª Victoria Rivas López, es la certificación de que, para entrar de lleno en el organigrama directivo de las empresas, saber sobre datos y analítica debe ser sazonado con algo más: «El poder actual y diferenciador de las organizaciones es contar precisamente con profesionales que combinen ese dominio de los datos con el conocimiento del negocio, y este máster da la oportunidad de aprender cómo implementar esa simbiosis en cualquier organización». La transversalidad de las áreas que utilizan los datos como material de trabajo en las empresas convierte a estos estudiantes en potenciales directivos centrados en la toma de decisiones en todas las áreas de la empresa a partir del manejo e interpretación de cantidades masivas de datos. La petición de este tipo de perfiles se disparará en los próximos dos años en España, según esta universidad: un 30%, con unas tasas de paro de apenas el 2%.
Nuevas antiguas profesiones
Que la tecnología supone una auténtica oportunidad para continuar la formación y ampliar el abanico de empleos se ve especialmente en profesiones no tan tecnológicas pero que, a día de hoy, ya no se pueden ejercer sin ese conocimiento. El ejemplo es palpable en el máster en Comunicación y Emprendimiento Digital, que demuestra cómo marketing, publicidad, bases de datos, programación, narrativa, tecnología y diseño se dan la mano para formar a los nuevos profesionales de la comunicación. Andrea Prado, madrileña de 27 años, lo terminó en noviembre del año pasado: «Para mí era fundamental la comunicación en su vertiente digital, pero lo bueno de este máster es que ofrece otra línea de estudio y actuación, que es el emprendimiento digital», comenta, algo que la ha llevado a replantearse su futuro laboral: «Junto a un compañero tenemos entre manos desarrollar una web relacionada con el ámbito de la vivienda de la que no puedo contar más pero que nació del proyecto final que realizamos para el máster», detalla.
Otro máster, en este caso el de Diseño Arquitectónico Digital, consigue, gracias a la tecnología, que los profesionales de la arquitectura puedan involucrarse en absolutamente todas las etapas del diseño, desde el paisajismo y la edificación hasta el interior o el producto. El objetivo es que una base en común como es la tecnología, la fabricación digital y los modelos virtuales, permita a estos profesionales interactuar con otros de variadas disciplinas.
¿Qué será lo próximo? Según la Agenda Digital de la UE, ya en el periodo 2014-2015 el mercado mundial de la robótica movía 15.500 millones de euros al año, 3.000 en la UE. Teniendo en cuenta que el número de personas de más de 65 años en la UE aumentará más de un 30% hasta 2060, soluciones como los robots sociales jugarán un papel crucial. Así, la formación es y será la punta de lanza para no bajarse del tren del progreso mundial: «Es una vía clara para mantenerse dentro del mercado laboral en constante evolución», remarca Monmany. «Vemos cada vez más universidades que disponen de cursos y formaciones específicas donde la aplicación práctica basada en experiencias actuales en el entorno laboral ayuda a los nuevos perfiles a estar más preparados ante situaciones reales sobre las que, muchas veces, el camino está aún por construir».
Fuente: El País
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