En 2016 Ross se hizo popular por ser el primer robot abogado contratado por una firma de abogados. Se trata de un sistema de inteligencia artificial, potenciado por IBM Watson, que fue adquirido por el famoso bufete Baker & Hostetler y que tenía como misión, según se anunció en ese entonces, revisar miles de documentos legales para buscar datos que sirvieran para reforzar los casos de la empresa. Un trabajo que suelen hacer los abogados recién recibidos.
Un año después, el mundo se asombró ante DoNotPay, un chatbot que ofrece asesoría legal sobre multas e infracciones de tránsito y que funciona en 50 estados norteamericanos. Este consultor virtual, desarrollado por el británico Joshua Browder, logró que se condonaran, en pocos meses, más de 375.000 multas por mal estacionamiento.
¿Está la inteligencia artificial poniendo en riesgo el empleo de los abogados? ¿O se logrará llegar a una feliz convivencia entre robots y humanos? Ése fue el principal tema que se abordó en LegalTech Forum «Tecnologización de la Justicia y Procesos Judiciales», la semana pasada.
La automatización en la justicia argentina
En ese contexto, Juan Manuel Haddad, gerente del Regulatorio y Competencias de Telefónica – Movistar en Argentina, habló del Proyecto Oficios, que permite que los juzgados con los cuales hay un acuerdo (en la actualidad se implementa en fiscalía de Nación, Ciudad de Buenos Aires, Mendoza, Jujuy y Santa Fé) carguen directamente los oficios a un portal que está integrado a la empresa.
«De allí el robot toma la información que subió el juzgado, copia la información, extrae los datos y el mismo robot hace un reporte con eso y lo sube al portal que está abierto al juzgado. Con este sistema se pasó de contestar las consulta del juzgado en 8 días a hacerlo en 15 minutos», destacó Haddad. Esta integración digital automatizó el ingreso de consultas a Telefónica y permite resolver las dudas o averiguaciones en menor tiempo.
Enrique Del Carril, director del Cuerpo de Investigaciones Judiciales del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuenta que utilizan ese portal para consultar el origen de las direcciones IP cuando tienen denuncias de casos de pornografía infantil.
«Cuando, por ejemplo, la agrupación de Estados Unidos National Center for Missing and Exploited Children, donde participan todas las redes sociales, nos envía un reporte contando que identificaron un caso de poronografía infantil en la Argentina, nosotros consultamos la dirección IP en cuestión en el portal y vemos de dónde vienen en particular y, si corresponde la derivamos al punto de contacto de la provincia de donde venga el caso», detalla Del Carril, el diálogo con Infobae.
Por su parte, Haddad recordó que en Telefónica están trabajando también con el Proyecto Maite, un sistema de inteligencia artificial desarrollado dentro de la compañía -donde hay un área de big data de 100 personas- junto con una consultora. Este robot lee los contratos y contesta dudas que lleguen dentro de la empresa sobre estos documentos, como fecha de vencimiento, cláusulas, etc.
«Hay un proceso de desintermediación, que lleva a generar un sistema de autoservicio focalizado en los clientes», destaca Haddad. Y añade: «El trabajo colaborativo se da no solo entre personas sino también entre personas y máquinas».
La blockchain en los contratos
Federico Ast, economista y especialista en innovación y negocios digitales, habló sobre blockchain, la tecnología detrás del bitcoin. Y recordó que este sistema no solo es sinónimo de criptomonedas sino que se emplea para diversas cosas, entre ellas los contratos.
El principal valor de la blockchain es que se trata de información contenida en bloques que no puede ser alterada o editada sin que esto tenga un impacto en la cadena que contiene esos bloques.
Este sistema distribuido hacen de la blockchain un sistema fiable o seguro. De ahí que se haya trasladado a tantos otros ámbitos; entre ellos, la de los contratos inteligentes.
Las nuevas legal tech
«El año pasado JP Morgan invirtió 1,5 millones de dólares en COIN para reemplazar unas 360 mil horas de consultoría legal», dijo Andrés Jara, abogado y fundador de Alster Legal, una plataforma que ofrece abogados on demand.
COIN es un software que interpreta documentos legales. Este sistema no solo le permitió al banco ahorrar tiempo sino también también una gran cantidad de dinero que cada año gastaba a raíz de errores de interpretación en contratos.
Con ese ejemplo, Jara quería dejar en claro que la inteligencia artificial está reduciendo la demanda de abogados al menos en lo que se refiere a ciertas tareas que hoy, por medio de la inteligencia artificial y automatización, se pueden hacer con mayor rapidez y precisión.
¿Qué le depara entonces a los abogados? El futuro es incierto tanto para esta profesión como para otros. Los más optimistas creen que puede ser una oportunidad para realizar otras tareas menos rutinarias y repetitivas dentro de la misma área. Otros creen que habrá que reconvertirse por completo.
Por lo pronto, hay un momento de convergencia, que surge de una cooperación entre los humanos y los robots. Y en este contexto, tal como ocurre en otras áreas, surgieron nuevos emprendimientos, como las legal tech donde algunos asesoramientos se dan a través de bots y sistemas de inteligencia artificial, mientras la consultoría más compleja queda en mano de los humanos.
Solo el tiempo, que cada vez se siente más veloz, dirá hacia dónde irá esta transformación social y económica que llegó de la mano de la cuarta revolución industrial. Lo que queda claro es que las máquinas han llegado para quedarse.
Fuente: Infobae
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