Como casi todas las noticias bomba, el rumor de que Microsoft estaba interesada en la adquisición del principal repositorio de código libre del mundo, GitHub, me llego a través de las redes sociales cargado de incertidumbre y desconfianza.
Lo que no ha sido sorprendente ha sido la sobre reacción de la comunidad de desarrolladores, en donde se encendieron las viejas antorchas de la inagotable guerra entre los fanboys (pro) y los talibanes (anti) Microsoft.
Y por ello, quiero aportar al extenso debate y a los cientos de artículos que recorren las redes sociales, el punto de vista de diversos desarrolladores con los que he conversado sobre la polémica compra.
¿Qué es GitHub?
En abril del 2005 Linus Torvalds, el padre del sistema operativo Linux, diseñó un motor de control de código llamado Git con el propósito de tener un sistema descentralizado que le permitiera trabajar de la forma que las herramientas del momento no le permitían.
Su éxito fue inmediato y rápidamente creció su adopción por la comunidad de desarrolladores hasta convertirse en el gestor de código más utilizado en todo el mundo.
Usando este repositorio como piedra angular, en 2008 Chris Wanstrath, PJ Hyett, y Tom Preston-Werner, fundan GitHub con el propósito último de construir herramientas para la comunidad de desarrollo, sentando las bases de la plataforma que acoge más de 28 millones de usuarios y supera los 85 millones de repositorios.
Aun cuando ofrece un servicio de repositorios privados y empresariales, el éxito de GitHub viene por su adopción como estándar de facto para la publicación de proyectos open source, y un funcionamiento principalmente basado en Pull Request; técnica de construcción colaborativa ampliamente aplicada en el desarrollo de código abierto.
Es tal su éxito, que es casi de obligado cumplimiento el tener un repositorio en GitHub para poder ponerse el título de “desarrollador”; incluso llegando a ser parte fundamental del currículum profesional, como pueden ser también el perfil de Linkedin o la presencia en las redes sociales y eventos de comunidad.
Y, aún más allá del almacenamiento del código fuente, se utiliza para distribuir documentación, blogs, información, páginas web estáticas, etc.
¿Por qué su destino era la Bolsa o la compra?
Como un buen ejemplo de start-up, GitHub no rinde beneficios en comparación con el volumen de inversión que ha ido recibiendo. Al principio, cuando el dinero provenía de sus tres fundadores, el resultado anual era positivo en relación con la importante tasa de crecimiento que consiguieron.
Pero las alarmas empezaron a saltar cuando el reputado medio Bloomberg publicó un informe en dónde se mostraba que el ritmo de gasto de GitHub, para seguir creciendo y protegerse de sus competidores, había llegado a los 66 millones de dólares en 9 meses.
7.500.000.000 de razones, son muchas para decir que no.
La cosa se tuvo que empezar a poner de color hormiga (no hay acceso a las cifras) cuando en agosto del 2017 Chris Wanstrath, fundador y CEO de la compañía, ponía pies en polvorosa (o le obligaban) y no había forma de encontrar una nueva cabeza que dirigiera los pasos de la empresa.
Todos los analistas veían únicamente tres soluciones, la cual una de ellas (el cierre) hubiera significado un desastre tanto económico para los inversores, como un problema de enormes repercusiones para la comunidad del desarrollo de software.
Otra opción era preparar una salida a Bolsa basada en la confianza de una plataforma robusta, que ha vencido a competidores del calibre de Google Code, Sourceforge y CodePlex, y que tiene millones y millones de clientes que respaldan el servicio. Pero con el inconveniente de ser un poco “pequeña” aún para entrar en el juego de la especulación financiera; habiendo un riesgo cierto de que saliera mal, y perdiera lo poco que le podía quedar de crédito.
La última opción, y que es la que ha resultado ganadora, es conseguir vender la plataforma a una de las grandes del sector como podría ser Google, Microsoft, Oracle, IBM, o similar. Eliminando de un plumazo todos los problemas financieros y obteniendo unos más que suculentos beneficios.
Y les ha salido muy bien. En el momento de la venta, GitHub estaba sobreestimada en unos dos mil millones de dólares, y Microsoft ha puesto encima de la mesa más del triple de dinero: 7.500 millones.
¿Por qué la ha comprado Microsoft?
CodePlex fue el repositorio de código público creado y sostenido por Microsoft desde el 2006 hasta finales del 2017, en donde cerraron ante el auge imparable y la adopción de GitHub como plataforma principal para publicar el código fuente de los proyectos Open Source de la compañía.
Una compra estratégica para protegerse del competidor
Esta adopción también se mostró en las herramientas de desarrollo, desde las cuales puedo conectar mis proyectos con el motor Team Foundation Version Control, Git o GitHub, indistintamente.
Además, cada vez se publica más y más información, documentos y material de formación en GitHub. Siendo la plataforma elegida por Azure para sus repositorios de plantillas de despliegue de Infraestructura como Código.
Es decir, Microsoft reconoció y se rindió ante la realidad de que la combinación de Git + GitHub era imbatible y había sido la elegida por la comunidad para gestionar el código.
Y ahora, aprovechando las vicisitudes financieras por las que pasaba GitHub, tiene sentido que se propusiera una adquisición preventiva estratégica de una plataforma que se ha vuelto crítica y troncal en el negocio del desarrollo, para evitar que pudiera ser adquirida por competidores de la talla de Google u Oracle, lo cual podría traerle serios inconvenientes funcionales. Recordemos la reciente política anti Microsoft de Google, que tantas molestias ha causado a los usuarios.
Lo positivo de la compra
La primera ventaja de esta adquisición es que se han evaporado los negros nubarrones financieros sobre el futuro de GitHub. No se puede negar que Microsoft tiene más que suficientes recursos como para sostener los costes de operación a largo plazo sin pestañear.
Para los desarrolladores que utilizan el stack de Microsoft, estamos de enhorabuena porque se espera una integración en todo el ciclo de desarrollo mucho más cercano, y el resultado de la integración de GitHub con Visual Studio Team Services puede ser muy interesante.
De hecho, uno de los puntos que más ilusión me hacen de la nota de prensa de Satya Nadella, es cuando habla como se va a potenciar el desarrollo en cada etapa del ciclo de vida, manteniendo la absoluta libertad de elección del lenguaje, herramientas, sistemas operativos y nube que se tiene ahora.
Para la mayoría que no utilizan herramientas de Microsoft más allá de VS Code, los cambios deberían ser menos evidentes, ya que se supone que se va a aplicar un modelo de funcionamiento similar al de Linkedin. Es decir, GitHub seguirá funcionando igual que ahora, con su marca, sus cifras y su modelo de negocio; pero bajo las órdenes de gente tan buena como Nat Friedman y Scott Gurnie.
Malas cosas malas
Las causas del rechazo a esta compra parecen ser más bien emocionales. Basadas en la desconfianza a una compañía que durante muchos años ha sido un enemigo declarado del Open Source, y que ha sido condenada por prácticas monopolísticas y por manipulación del mercado.
Aun habiendo pasado más de 20 años, aún muchos recuerdan las palabras de Ballmer demonizando el software libre. Pero más recientemente los grandes fiascos de Windows Phone o Windows RT, con cientos o miles de proyectos tirados a la basura por un cambio de rumbo empresarial, producen reticencia en muchos desarrolladores.
También el ejemplo de Oracle, y cómo despiezó Sun, hace temer por el futuro y continuidad de GitHub.
Por otra parte, este movimiento de Microsoft produce una concentración excesiva de poder y control en una sola compañía. Y pone en sus manos los datos y proyectos de millones de programadores en todo el mundo, a los que se pide que confíen en la buena fe de una compañía que aún muchos comparan con Saurón.
Conclusión
Sabiendo quienes van a ser los responsables de dirigir GitHub, y que se va a aplicar la política de funcionamiento que se ha permitido a Linkedin, tengo la sensación de que todo se va a quedar igual.
Como mucho, veremos cómo Visual Studio Team Services va a integrar las capacidades de GitHub, aunque muchas ya las tiene, y cómo los repositorios públicos van a recibir mejoras desde la plataforma DevOps de Microsoft.
Si tuviera alguna duda, es si Atom va a aguantar el bocado que ya le ha dado Visual Studio Code, o va a dejar de ser apoyado por la comunidad y languidecer.
Hay que tener en cuenta que, como todo lo gratis, significa que (las personas) somos el producto. Pero eso ya pasaba con los anteriores dueños de la plataforma, y me alegro de que no sea una empresa pura de datos (como Google o Facebook) quien haya dado la tranquilidad financiera a GitHub.
Mientras, las estadísticas de GitLab sobre migraciones de proyectos desde GitHub muestra un pico muy pequeño de desarrolladores cambiando de plataforma (apenas unos pocos miles de proyectos en comparación con los más de 80 millones que se han quedado), lo cual puede mostrar que la tendencia es que sigamos utilizando GitHub como repositorio público preferido.
Fuente: genbetadev.com
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