Se trata de un rubro donde quedan 5.000 puestos vacantes cada año y donde los salarios mensuales son, en promedio, un 33% superior a la media
La tecnología atraviesa cada disciplina con la que uno se cruce: desde economía hasta educación. Y ya nadie duda de que en un mundo donde el big data y el machine learning son moneda corriente, esta tendencia se profundizará.
En Argentina, tan solo en el primer semestre de 2017, el segmento de software y servicios de informática creció un 4,3%, según datos de la Subsecretaría de Servicios Tecnológicos y Productivos del Ministerio de Producción de la Nación.
Este aumento vino acompañado de la creación de empleo: se generaron 8.500 puestos de trabajo el año pasado y teniendo en cuenta la demanda creciente del 12% anual, se proyecta para el 2018 haber generado un total de 120.000, y alcanzar el medio millón de empleos hacia el 2030, según estimaciones de la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI).
Sin embargo, los empleos no se llegan a cubrir. El año pasado quedaron cinco mil puestos vacantes en el sector de tecnología en la Argentina.
¿El motivo? Falta personal capacitado. Al menos eso dicen los números. Es que más allá de que se diga y repita que la tecnología es el sector que más crece y mayores oportunidades laborales presenta, a la hora de elegir qué estudiar, los jóvenes se vuelcan por las profesiones más tradicionales.
Medicina, Psicología, Abogacía y Contador Público son las cuatro carreras más populares, si se tiene en cuenta la cantidad de inscriptos en el CBC de la UBA.
Si bien aumentó la cantidad de aspirantes a ingeniería, la tasa de graduación es de apenas 8.300 por año y no llega a los 10 mil que se necesitarían para cubrir la demanda laboral. Y en el rubro IT la demanda es aún mayor.
Las mujeres son minoría
La ONG Chicas en Tecnología, con apoyo de Medallia y datos del Ministerio de Educación de Nación, hizo un relevamiento nacional donde se analizaron 73 carreras universitarias vinculadas al área de Programación (desde Tecnicatura en Informática hasta Ingeniería).
Entre 2010 y 2015, se registraron 102.800 nuevas inscripciones en carreras relacionadas con Programación. De este total, el 83,98% corresponde a ingresos de hombres y apenas el 16,02%, a mujeres. Sin embargo, la proporción de mujeres que se reciben es mayor que las que se inscriben: el 21% de las 21.492 personas que obtuvieron su título fueron mujeres.
«El crecimiento de la industria del software en la Argentina sufre doblemente ante la baja participación femenina, ya que este fenómeno no solo genera falta de diversidad sino que además complica el crecimiento, que requiere más personas calificadas. Esperamos que la disponibilidad de este estudio ayude a generar conciencia y dispare acciones para resolver esta situación», explica Santiago Ceria, presidente de Medallia Argentina, en el comunicado difundido por la institución.
Según el informe Getting to Equal elaborado por Accenture, donde se incluyeron testimonios de más de 22 mil personas de 34 países, muestra que graduarse en carreras relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática aumenta un 19% las oportunidades de una mujer de trabajar en una industria bien remunerada en los mercados desarrollados.
«Ese estudio también revela que los estudiantes hombres son dos veces más proclives que las mujeres a seguir carreras en ciencias de la computación o ingeniería. Esto posiciona a las mujeres en una gran desventaja para ingresar a la fuerza laboral, con menos conocimientos digitales, menos asesoramiento y menor interés para procurar trabajos bien remunerados, en comparación con sus pares masculinos», detalla Alejandra Ferraro, directora ejecutiva de Accenture para Latam, en diálogo con Infobae.
El dinero es fundamental para empoderarse
Cuando se habla de empoderamiento femenino no se puede pasar por alto el factor económico. Según datos del Indec, la mitad de las mujeres con empleo se desempeñan en educación, tareas domésticas y comercios. Todos sectores donde el salario es más bajo que, por ejemplo, en tecnología. El motivo es simple: a mayor demanda y menores recursos, mayor salario y, por sobre todo, posibilidad de negociar mejores condiciones.
Claro que esto no anula el hecho de que la brecha salarial promedio es del 27% y que incluso puede llegar al 45%. Pero también es cierto que la brecha disminuye según el sector, la especialización y capacitación. La conclusión es que siempre vale la pena capacitarse y sobre todo en disciplinas donde la demanda es alta.
Según un informe presentado por el Observatorio Permanente de la Industria de Software y Servicios Informáticos de la Argentina (OPSSI) de CESSI, en conjunto con la Comisión de Asuntos Laborales de la institución, el salario bruto mensual promedio de un programador sin experiencia previa (junior) es de $22.158, en el caso de un programador con experiencia (semisenior), el valor es de $32.745 y de $43.005 para los programadores con experiencia (Senior). En ese informe se analizaron los datos de 150 empresas, sobre la base de 13.607 empleados.
Los salarios pueden ser un poco más altos si se tiene en cuenta la estadística de Love Mondays. Según la plataforma, donde los profesionales evalúan las empresas donde trabajan, el salario bruto mensual de un programador sin experiencia arranca en $25.477. Por su parte, un desarrollador tiene un salario de $27.483 y un jefe de proyecto gana, en promedio, $41.165.
Más allá de los datos difundidos, basta con hacer una consulta con cualquier compañía de IT para ver que los sueldos pueden ser mayores a estos números difundidos. Expertos en el sector consultados por Infobae dicen que, en promedio, el salario es un 33% superior a la media.
En estos informes no se contemplan los que trabajan de manera freelance para consultoras internacionales, que pueden ganar entre USD 65 y 130 la hora, según la especialización y tipo de tecnología.
Una vez más: cuanto mayor demanda insatisfecha hay en un segmento, mayores chances de obtener un mejor salario.
¿Por qué la tecnología es «cosa de hombres»?
«Si bien es cierto que nadie le impide a una mujer ingresar a una carrera vinculada a la programación, hay estereotipos impuestos y muy pocos referentes femeninos con visibilidad en el área, lo cual influye en alejar al sector femenino de la tecnología», analiza Melina Masnatta, cofundadora y directora ejecutiva de Chicas en Tecnología, en diálogo con Infobae.
«No podés querer ser lo que no ves, muchas veces se pierde talento por no considerarse estas carreras como una propuesta para mujeres, por no tener roles modelos que inspiren», profundiza.
En la Argentina y en el mundo apenas el 20% de los trabajadores en el área de informática son mujeres.
«Para revertir esta situación, es necesario que las mujeres, los educadores, empleadores y los gobiernos apoyen políticas que ayuden a emprender un camino hacia la inclusión de las mujeres en la tecnología; para esto, especialmente en países en desarrollo, el acceso generalizado a internet y la educación es un pilar básico que ayudará a cerrar la brecha entre hombres y mujeres en el mercado laboral», concluye Ferraro.
Fuente: Infobae.com
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